viernes, 31 de marzo de 2017

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_Podés dejar de decir boludeces, Claudio? Las bolas llenas me tenés con eso de que soy un traidor! Sabés hace cuánto que Defensores y Atlético no juegan en contra, pelotudo? Hace como 100 años, dejate de pelotudeces
_Claaaaro, la tribuna con el nombre del abuelo es una pelotudez, no?
_No, que te vengas a hacer el guapo con una tribuna que garpé yo con mí guita, eso me rompe las pelotas! Claro que lo quiero a Defensores!
_Entonces por qué carajo te fuiste a firmar con Atlético? Le clavaste un puñal al nono con eso...
Sergio cerró los ojos y cuando parecía resignado, le tiró un cabezazo a su hermano. El golpe dio de lleno en la nariz de Claudio, que automáticamente empezó a sangrar. La abuela intentó atajar a Sergio, pero éste se abalanzó sobre su hermano como tiburón sobre la sangre y empezó a desgargar una lluvia de golpes sobre la cabeza de su hermano, que intentaba incorporarse.
_Por favor, pará!_ Le gritó Silvia a Sergio, mientras intentaba agarrarlo del brazo, lo que hizo que retrocediera unos pasos. Claudio aprovechó esa distracción y se tiró como una lanza sobre Sergio, golpeándolo contra el marco de la puerta de la cocina. Adentro, la abuela no paraba de llorar, arrodillada en el piso, ahora en compañía de Silvia, que había sido lanzada producto del impacto.
Los hermanos estaban trenzados, Claudio buscaba asfixiar a su hermano cerrando sus manos sobre su cuello y Sergio logró mover sus manos hasta posicionarlas en la cara de su contrincante y, paso seguido, hundir sus dedos en su globos oculares. Desde el fondo, Pedro, el padre de ambos, entra y los intenta separar. Roque intenta tomar a Claudio, mientras que Pedro quiere hacer lo propio con Sergio, pero el primero termina con rotura de tabique, producto de un nucazo de su cuñado.
Claudio siente un grito de dolor que viene de su espalda, es su padre que cae al piso tomándose el pecho, eso hace que afloje la presión sobre los ojos, ya sangrantes de su hermano, que hace lo propio con el cuello de su atacado. Ven a su padre en el piso y a su madre que grita por su marido y por una ambulancia. Sergio ve la situación y, lejos de congraciarse con el resto, duplica la furia contra su hermano.
_Mirá lo que lograste, pelotudo!_dijo y, tomando el cuchillo de cortar carne de la abuela, arremete contra la espada de su hermano. Claudio siente el impacto, pero la adrenalina es tanta que ni siquiera piensa en qué fue lo que lo agradió, se limita a girar sobre sí mismo y propinarle un puñetazo en medio de la nariz a Sergio, que no lo vio venir, un poco por confiarse del cuchillado, otro poco por la cantidad de sangre que tenía en los ojos. Otra vez están peleando, ahora dentro de la cocina, Claudio empuja a su hermano contra las hornallas, cae sobre la olla con el agua hirviendo, la cual le quema parte de la espalda, lo que le hace emitir un grito ahogado. Sergio lo empuja y lo hace dar contra la pared, hundiendo hasta el fondo el cuchillo, y ve cómo de la boca de su hermano empieza a manar sangre, antes de desplomarse de dolor por las quemaduras. Al caer, da la cabeza contra la mesada de mármol, lo que hace volar los fideos y el crack limpio que hace su cuello al impactar resuena en el pequeño ambiente. Los cuerpos de los dos hermanos yacen frente a la abuela, mientras los fideos crudos se van tiñendo con la sangre de ambos, mientras desde la parte trasera del pantalón de Sergio empieza a sonar "Persiana Americana" de Los Del Fuego.
Del otro lado de la línea Hernán, su representante, quería avisarle que en los estudios que le hicieron antes de entrar en Atlético saltó una vieja lesión que arrastraba en los meñiscos y echaban para atrás el contrato. Lo hizo sonar dos veces y como vio que no contestaba, colgó. por la hora debía estar almorzando y no lo quiso seguir jodiendo, él sabía que para Sergio el almuerzo del domingo con la familia era sagrado.

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